No podía creer lo que estaba viendo. Esa carta, la carta que acababa de recibir...
Esa carta era de mi amiga Lorea. Y no terminaba de creerme lo que me había puesto. Nunca llegué a pensar que me escribiera eso, porque desde pequeñas habíamos sido las mejores amigas. Hoy a la mañana, ha sido cuando he encontrado la carta en el buzón. Cuando la he visto en el buzón, con el nombre Lorea, pensaba que sería una carta de la invitacción de su boda. Pero no, todo al rebes. Me echado a llorar, pensando que ya no quería ser mi amiga. No paraba de llorar y llorar... pero en ese instante se me ha ocurrido una idea. Esa idea era escribirle una carta. Y la he escrito. He cojido papel, un volí y he empezado a escribir. Y le he dicho: ¿Quieres ser mi amiga? Despues de ponerle eso, he doblado el papel y lo he tirado al buzón.
Desde aquel día no he recibido ninguna carta más. He empezado a pensar que quizás puse mal la dirección, y le llegó a otra persona. No he sabido nada de ella. Hoy, de repente, me he cruzado con ella en la calle. Nos emos dado un gran abrazo y nos emos puesto muy contentas. Ya no la volveré a perder más.
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